martes, 24 de diciembre de 2013

Hoppipolla

Tuve depresión desde los 11 años, hasta hace un años atrás aprox.
Fue feo, bien feo. Asqueroso en realidad, me paraliza pensar en las inmensas ganas de morir que tuve desde tan temprana edad. Gracias familia por eso.
Ya no tengo hace como un año atrás, pero mi cuerpo se acostumbro a la rutina sicosomática, se volver físico el dolor emocional. Se me hincha el colón y me duele la pansa al mismo nivel que me duelen ciertas cosas.
Hoy es navidad y fue una mierda, nada más, nada menos.
Pienso en navidades pasadas, son los dedos de las manos la buenas, las malas se me perdieron en el conjuntos de números naturales.
Hace unos días íbamos en la micro mi pololo, su hija y yo. QUE CONEXIÓN LA DE ELLOS, QUE CONEXIÓN!!... pensaba en mi papá.. que vacío espacio en mi alma, que pena más pútrida y vieja... pero no se va y no se piensa ir nunca. Ya no aprendí a lidiar con eso, aprendí a dejarla salir un poco cada cierto tiempo. Llorar un poquito mirando la gente pasar.
Me faltó el abrazo de felicitaciones, el beso de buenas noches, el cuento antes de dormir, el remedio para el resfriado, el reto por la maña, la clase de matemáticas, la práctica para la disertación, la amenaza a los futuros pololos, la mirada firme de fé y orgullo, la fortaleza que solo un papá proyecta en sus hijos, la mamá esperando ansiosa a su esposo, el oso de peluche, la cama limpia, el desayuno chistoso, el juego nocturno, las lecciones de vida, la primera pena de amor para confiarte, el reto por mi primer rojo, la foto de vacaciones, las clases de natación, más cenas nocturnas llenas de colesterol, más juegos de pelea, más dibujos incoherentes, el golpe de la vida de crecer. Me faltaste, y ya no hay como llenar el espacio, y yo no tengo como frenar la manera compulsiva de llorar. Estas fechas me apestan por tu culpa, porque cada navidad de mierda fue contigo y sin ti. Porque cada deseo pedido de infancia era haberte tenido y ya nunca más volverán los años perdidos y ni el año completo de psicóloga podrá cerrar la herida que abriste, porque es tan profunda que llegó a otra dimensión.
Faltaron cumpleaños papá, faltaste papá, faltaaaste tanto por la cresta y que hago con mi propia lástima. Me la embutiría en la nariz hasta el cerebro como el ritual egipcio de momificación, pero ya es tarde, y se han olvidados las viejas costumbres.
Me pesas tanto, que el cuerpo se me cansa, estoy algo agotada de la pena constante, del agujero en el pecho, y hoy esperaba haber sentido algo diferente, pero no. Entiendo que esta es nuestra conexión.. la desconexión.
Te amo altruístamente, te odio desde el amor más infinito que pudo haber.
Y te perdone, pero nunca jamás podré dejar de sentir esta mierda en el pecho, y lo siento, pero hice de mí un costal de memorias crueles. Recién ahora encontré el de alegrías, estaba perdido.
Ese tipo de soledad jamás se llena.